Octava Estación
Jesús consuela a las piadosas mujeres
Seguían a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraba por él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: “¡Hijas de Jerusalén!, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos” (Lucas 23,27-28).
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